Son las 7 de la mañana, suena el despertador pero aun es de noche aquí y la verdad en mi cerebro todavía tampoco ha amanecido. Espero un poco más, pero ya no duermo visualizo el entreno de la mañana, donde daremos la últimas pinceladas a las piernas para intentar dibujar el pedaleo perfecto, la cadencia adecuada, la velocidad óptima a la que mis músculos y el viento me permitan ir.
Abro un ojo, veo a mi cabra entre la penumbra de la habitación como parece golpear la puerta de para salir corriendo... Lleva varios días sin salir y se muere por acariciar el asfalto.
7:20 de la mañana, ahora ya los primeros
rayos de Sol bañan las dunas de Doñana y tiñen de un azul añil el atlántico. Es hora de levantarse... Me calzo el cullote, el casco y las gafas. Doy un beso a Elsa y al pequeñajo y me lanzo a la aventura. Por delante 60 km entre pinos, marismas, playas y algún que otro lince que aunque yo no lo vea, será testigo mudo de mi entreno. Pedaleo fuerte, acoplado, no tengo dolor de piernas ni de hombros, todo funciona como un reloj sincronizado. 10 km a tempo fuerte, 10 km soltando, así hasta 55 kms.
Al final de mi camino... El mar... El infinito, hacia donde vamos, que aun no lo sabemos?, ¿Donde nos llevan las pealadas. Paro de pedalear, planto un pie en el suelo, miro al horizonte y pienso.... Donde termina la carretera, empiezan mis sueños... 72 horas para Desafio Calima 2015.... Ready to go
.
jueves, 20 de agosto de 2015
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Vamos chaval!
ResponderEliminar