martes, 3 de noviembre de 2015

A veces en esta vida,  sin saber como ni por qué te hallas en el lugar exacto en el momento justo y en las circunstancias más adversar. Esto ocurre por algo, y si no eres listo para verlo no eres capaz de extraer todo el jugo a cada segundo. Algo así ocurrió el fin de semana pasado en Mazagón (Huelva).

Cerrábamos la temporada con nuestro tercer Medio Ironman con el objetivo de afianzar la distancia, y aunque las marcas en esto no es lo más importante, nos habíamos planteado el "Objetivo Sub-5horas" como una quimera que, ciertamente no esperaba alcanzar, ni por forma (ya cascado) ni por autoconfianza.

Momentos antes de la salida
El día amanecía terrorífico, viento huracanado, humedad y un pronóstico de chubascos fuertes que la verdad restaban aun más nuestras esperanzas de despedirnos por la puerta grande en este mi primer año como Triatleta-globero-amateur-padrazo-marido.


A las 8 se daba la salida desde el agua en el puerto deportivo de Mazagón, peleando la posición y acordándome de los consejos de Luisa Cabañero y Alberto Moncada me dediqué a alargar la brazada, meter frecuencia y disfrutar de lo que hacía. Cuando me agobiaba por los golpes (que hubo muchos) pensaba en mi mujer y mi niño que por desgracia hoy no podían acompañarme. Avanzaba y me coloqué a pies del que marchaba 3º¡¡¡¡ en la primera boya situada aprox. a 800 m (yo flipaba).


El placer duró poco porque al pelear la tercera posición me llevé un cachete que hizo que las gafas se me llenaran de agua lo cual me provocó una desorientación brutal que hizo que no encontrara la siguiente boya. Decidí parar y reorientarme, al final tomé tierra en el puesto 16, que tampoco está mal.

En plena batalla naval

A partir de aquí comienza mi película de Halloween. Cojo la cabra, y a la salida de la T1 pillo un socabón y destrozo el tubular trasero (pinchazo que no contiene el líquido antipinchazos). Con el golpe pierdo el bidón de geles. Decido seguir hasta que la presión de la rueda aguante, pero a los 2 kms tengo que parar y meter aire con CO2 al tubular. Esta solución dura escasos 5 kms. A partir de aquí con 70 kms por delante bajo un aguacero constante  decido parar y pensar que hacer. No tengo geles, voy pinchado, no veo, carretera muy mojada con continuos sube-bajas.

Boxes pasados por agua

Sin saber cómo, mi cabeza tomó esto como un reto mayor aun y no como una fatalidad. De ir en el Top 15 de la prueba, comenzaron a adelantarme primero cabras, luego bicicletas con acoples, luego sólo bicis... Cada adelantamiento era un golpe nuevo, que no me iba a derrumbar de ninguna manera. Intentaba lanzar la cabra, imposible ir a más de 30-31 kms/h.... No pasa nada, lucha, lucha hasta que no te quede un gramo de fuerza. Esta historía será para contar a tus hijos cuando todo se les venga abajo. Y es que en la vida, lo más importante es darse ejemplo a uno mismo en según que situaciones. Conseguí llegar a la T2 marcando una media de 30,2 km/h y 3 h 17 min de carrera, en el puesto 64.

Así llegó mi rueda trasera a la T2

Como llovería que al mover la bici en el hotel "meó en el suelo"

Me lancé a correr, las piernas no pesaban disfrutaba mucho, porque yo mi reto ya lo había conseguido (llegar pinchado tras 70 kms bajo una lluvia infernal y de una pieza). Por primera vez no paraba de sonreir y llorar a la vez que corría y adelantaba uno a uno a mís rivales, animándoles con una palmadita en el momento de pasarlos. No podía parar de pensar en el "reto sub-5h".... diciéndome a mí mismo, ¿y por qué no?...

Finalmente llegué a meta en 4 h 57 min (puesto 26 de la categoría Élite Masculina) acordándome de todos los mios, de mi mujer y mi niño que en ese momento me mandaban un whassap (que leí después claro), como si de una conexión extrasensorial existiera entre los 3... bueno a decir verdad entre los 4 ya.


Y es que la única manera de ser más fuerte es enfrentarte a tus miedos y vencerlos. Esta carrera, sin duda y al margen del tiempo ha sido de la que más he aprendido. Ahora sé que ni la soledad, la lluvia, los pinchazos y la pérdida de confianza en mí mismo pueden vencerme... Al menos por el momento.

No quiero terminar la crónica sin felicitar a la organización (de 10) y en especial a la voluntaria que en el avituallamiento de la carrera a pié no paraba de gritar ¡Vamos mi Joaquín!.. Ayudaste mucho compañera. El año que viene repetimos.

A partir de ahora, a pensar en la temporada 2016 donde grandes retos nos esperan que nos harán crecer no sólo como deportista, si no también como persona.

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Dr. Joaquín Rodríguez Sánchez

Dr. Joaquín Rodríguez Sánchez
Triatleta de GGEE desde 2013

Licenciado en Medicina

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Especialización en nutrición deportiva

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