miércoles, 26 de agosto de 2015

Ya con las piernas más recuperadas inicio la crónica de lo que fue el IV Half Ironman Desafio Calima 2015 celebrado en la localidad cordobesa de Posadas el pasado domingo día 23 de agosto.
Antes de comenzar con la aventura,  me gustaría agradecer a la organización del evento su enorme trabajo y dedicación hacia los triatletas, tan sólo un "pero" que más adelante desarrollaré.
El día comenzaba pronto, a las 5.15 h sonaba mi despertador... Duchita, revisar el material y a desayunar a la cafetería del Hotel María (sitio donde estábamos hospedados que también se volcó con triatletas y familiares). Pedazo de Mollete con tomate, aceite y Jamón que me metí entre pecho y espalda. Desde allí, a las 6.45 h dejábamos el material de la T2 en Posadas y rápidamente para el pantano de la Breña donde a las 8.30 h estaríamos nadando.

El día comenzaba amanecía nublado, cosa rara por estas tierras en esta época, la verdad se agradecía porque uno de los mayores adversarios en este triatlón es el enorme calor (de ahí el nombre).
Desde la presa, el pantano se veía inmenso y la boya, como dicen por mi tierra, a hacer puñetas. Tanto es así que te temblaban las piernas tan sólo de pensar que había que llegar hasta allí y volver nadando. Pero así es este deporte.

Comenzamos a nadar con muy buenas sensaciones hasta la primera boya. Nadando en el grupo cabecero y con buen ritmo. Así llegamos a la primera boya (situada a aprox. 300 m). La tomé por dentro, llevándome algún que otro golpe y después.... Después vino la catástrofe del Titanic, el naufragio del Costa concordia, 100.000 leguas de viaje submarino... De repente, desapareció todo el mundo, yo nadaba sin rumbo. Por más que giraba y giraba no veía ni triatletas, ni boya, ni presa ni na de na. Me había perdido. Cometí un error de Pardillo, me puse gafas oscuras sin reparar que con la luz que había unido a mi hipermetropía de caballo, iba a ser un autentico invidente acuático. Y así fue, me perdí mil veces, pero al final conseguí salir del agua en 35 minutos y ojo en la posición 46, que para el desastre y el miedo que pasé la cosa no estaba mal (Perdía con la cabeza de carrera 7minutos).

Última vuelta del circuito de carrera a pié.
Llegamos a la bici, segmento que le tenía muchísimas ganas ya que me estrenaba con mi cabra, que la verdad se portó como una jabata. En este segmento también probé la estrategia nutricional planeada con mi entrenador Diego Paredes, que la verdad funcionó a las 1000 maravillas. Iba pasando corredores a un buen ritmo, volando a 34 km/h de media. Sensaciones magníficas que me permitieron llegar a la T2 con un tiempo total de 3 h y 15 min. Lo cual significaba que había hecho un parcial de 2 h 40 min en bici. El objetivo de acabar en menos de 5 h estaba al alcance de las piernas. Con ese pensamiento bajé a correr con ganas, pero también con los cuadriceps algo cargados pero sin llegar a ser la tragicomedia vivida en el Half de Sevilla del Mayo pasado. Justo a la salida de la T2, estaban Elsa y el enano que la verdad me inyectaron el plus de fuerza que necesitaba para afrontar los 21 kms de carrera a pie,  sobre un circuito urbano plagado de público entregado a la causa (un 10 para el pueblo de Posadas). A partir del km 8, la cosa comenzó a torcerse, el ritmo decaia sin poder mantener una velocidad por debajo de 5 min/km. Y es que el calor comenzaba a apretar, en ese momento 37ºC. De nuevo, los fantasmas de Sevilla comenzaban a aparecer (Calambres, dolor de estómago, fatiga mental). Tocaba sufrir, apretar los dientes y tirar para delante... De nuevo apelamos a la épica y venciendo miedos y muchos dolores conseguí reponerme para hacer un último 5 000 en menos de 22 minutos.

Claro, como siempre me ocurre, en la recta de meta me esperaban mis 2 motores, mi motivaciones, en general a lo que me agarro cuando todo se tuerce, y de lo que me acuerdo cuando todo marcha bien. Allí esperaba Elsa con Joaquin, que nuevamente volvio a cruzar la meta de un Medio Ironman de la mano de su padre, Ahhh pero esta vez andando, estrenando en un triatlón esa zancada maravillosa que tanto le hará ganar en su vida...
Al final Joaquín y yo cruzamos la meta en 5 h 8 minutos. El sub 5 h tendrá que esperar, aunque el objetivo principal de la prueba, que es superarme a mí mismo y cruzar la meta de la manos de los míos estuvo más que cumplido.



RESUMEN:

Lo mejor: La organización y el recorrido (fácil y bonito, para disfrutar).
Lo peor: Después de la paliza, me tuve que recorrer los 10 kms que separan Posadas del Pantano de la Breña en bici para recoger el coche. La organización debería facilitar un transporte  a la T1 para futuras ediciones.
Cosas a mejorar: No consigo encontrar los geles y la estrategia nutricional óptima para la carrera a pie. Llegar a la T2 en condiciones óptimas para correr suelto y sin sufrir (vamos una quimera).



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Dr. Joaquín Rodríguez Sánchez

Dr. Joaquín Rodríguez Sánchez
Triatleta de GGEE desde 2013

Licenciado en Medicina

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